lunes, 14 de abril de 2008

Teatro Popular Callejero


Los temas que abarcan hoy en día el teatro popular masivo son muchos y variados, se desligaron de los clásicos griegos en donde se hablaba de héroes y mitología. También temas revolucionarios como en la Revolución Rusa. Ahora los temas que plantean son variados; son de costumbres tradicionales como “La remolienda” de Alejandro Sieveking , momentos históricos tales como “1907 el año de la flor negra” basado en la matanza de Santa María realizada por colectivo Patogallina , temas de amor como “La Negra Ester” del gran Circo Teatro bajo la dirección del fallecido Andres Perez , etc.
El teatro popular es aquel que sale en búsqueda de la gente a las calles, plazas, parques, a dialogar, a jugar con ella, ser parte de la gente, emocionándose con él publico, sintiéndolo y sintiéndose cerca de la gente.
Es sintomático hacer teatro en lugares públicos como plazas, parques y calles, hay que pedir permiso municipal, siendo que siempre estos lugares han sido de uso público para la sociedad en general. Ejemplo de esto es la E Media, los juglares con pocos recursos ejercían su oficio de histrión haciendo teatro en las plazas de los pueblos, caseríos y ferias, por que no tenían donde ejercer su oficio y la otra clase de teatro que sé hacia (la misa y ritos religiosos) apartaban el teatro pagano no dejándolo aflorar tranquilo. Esto da a entender que desde la concepción del teatro popular ya es conflictiva y es una lucha constante, convirtiendo el teatro en un rizoma.
El teatro callejero apuesta a denunciar males, a crear identidad y rescatar tradiciones a través del teatro masivo, tratando de hacer este mundo más justo, más consciente, más vivo.
Karl Marx quería un cambio social a través de la política, él teatro callejero de masas quiere un cambio social a través del arte.

"La humanidad asume sólo los problemas que puede resolver (...) hallaremos siempre que el problema surge solo cuando las condiciones materiales para su solución existen o al menos, están en proceso de formación" (Karl Marx)

No esperemos más tiempo para tratar de cambiar este mundo, no esperemos que la materialidad del capitalismo lo resuelva todo por que ya no lo logro y es necesario un cambio de mentalidad para accionar ya.
Estamos frente a un problema y las ganas de cambiarlo existen, el teatro popular tiene que ser un generador de “ganas” no hay que hacer arte para mirarse el ombligo entre los artistas y vanagloriarse los unos a los otros diciendo lo bueno que son. Hay hacer arte por una razón más digna y que sea un aporte a un cambio. Salir al encuentro o mejor dicho al reencuentro con el otro en la sociedad, colgar los prejuicios en un perchero, llevar la poesía a la calle y contagiarnos como microbios.

"No podemos vivir rodeados de muertos y de muerte. Y si todavía quedan prejuicios hay que destruirlos digo bien el deber del escritor, del poeta, no es ir a encerrarse cobardemente en un texto, un libro, una revista de los que ya nunca más saldrá, si no al contrario salir afuera para sacudir, para atacar a la conciencia pública si no ¿para que sirve? ¿y para que nació?" (Antonin Artaud).

Un grito desesperado a la conciencia nos manifiesta Artaud, de hacer algo como artista y para que hacerlo. Concuerdo con el pensamiento del poeta Español Gabriel Celaya.: “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.” En donde se explica que la Poesía no es un fin en sí. La poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo. Nuestro teatro es una herramienta a este llamado.
B.Brecht llamaba a un cambio desde el teatro diciendo: “Necesitamos un teatro que no sólo nos procure sensaciones, ideas o impulsos, sino un teatro que despierte aquellos pensamientos y sentimientos que juegan un papel en la transformación de la sociedad” , para muchos esto puede resultar ideas izquierdantes y B.Brecht ser un dramaturgo para Marxistas, pero el mensaje de fondo y la esencia de un cambio va más allá de ideas políticas, denunciar la explotación del hombre por el hombre. Esto no es ajeno a cualquier ideología o religión que crea en el hombre y en su felicidad terrena.

"Nuestra actitud debe ser crítica. El teatro sólo podrá adoptar una actitud tan libre si se entrega a las corrientes más rápidas de la sociedad y se alía con aquellos que más ansiosos están de que se produzcan grandes cambios. Y si no hay otra cosa mejor, el mero deseo de que nuestro arte se desenvuelva conforme a los tiempos actuales, hace ya que el teatro de la época científica llegue enseguida a los suburbios, donde se ponga al servicio de grandes masas. Y estas masas verán en el teatro reflejados sus grandes problemas y podrán divertirse útilmente"(BRECHT).

El arte dramático debe dirigirse a todo el pueblo. Este termino, no incluye únicamente a la clase popular, sino a todas las categorías sociales a la vez. En este sentido se puede sostener que el teatro popular apunta a una dirección utópica de la práctica teatral, entendiendo por utopía como un lugar ideal que no existe, pero que debiera existir. La utopía, tal como la conocemos hoy, es producto de la visión que transmitió Colón de los habitantes del Nuevo Mundo y que Tomas Moro refleja en su “Utopía”, a partir de ahí la tendencia utópica intentara tomar cuenta la necesidad de hacer coexistir el anhelo de libertad con la presión social.
Tratar de hacer algo por el ser humano en este mundo enfermo globalizado y posmoderno, rescatando ideas románticas pero con armas y herramientas actuales, suena a utopía.
"La historia de América Latina es en buena parte una historia de esperanzas, de proyectos, pero en general de esperanzas frustradas, de utopías no realizadas, a veces apenas esbozadas, pero cuya tendencia y latencia resultan indiscutibles, especialmente si se la compara con otras regiones del mundo. En América Latina, la esperanza ha sido siempre superior al temor y a las frustraciones que provoca la dura confrontación con la realidad y se ha traducido en la indiscutible vigencia de la función utópica"(Aínsa, Fernando).
Estamos llamados a ser “microbios teatrales” de una vacuna, pero para bien, contagiando con buenas energías esta sociedad ya enferma para sanarla poco a poco. Mas que una utopía es el pensamiento utópico el que nos va a acercar a la sanción.
El teatro callejero que aspira a ser teatro popular y de masas, tiene que ser un microbio y contagiar cada día a más personas que esperan algo. No saben que la humanidad está en este momento transitando por los cambios desde climáticos hasta de pensamientos liberales y esos cambios no lo hace una sola persona, sino que empieza con un cambio de mentalidad individual y luego colectivo. Todo esto parte por nosotros como pueblo, como cultura.
No le tengamos miedo a los cambios que proponen los pensamientos utópicos (en este caso a través del arte), en donde ya esta demostrado que la verdadera utopía de cambiar el rumbo del ser humano no esta en un lugar físico soñado.

Este es nuestro drama. Creer que la utopía es espacio (...) No hay tal utopía. La utopía no esta en el espacio. Quizá la utopía esta en una recuperación de nuestra cultura, nuestros tiempos históricos, proyectándoles hacia el futuro; dándole una presencia y luego proyectándoles hacia el futuro como valores, como valores de la comunidad intelectual. Lo que la utopía dice, y es en eso lo que yo creo en la permanencia de la utopía, es que el valor de la comunidad es superior al valor del poder. Es lo que dice la utopía finalmente, es lo que dice Moro por encima de Maquiavelo . Pero esto significa una revolución. Afirmar los valores de la comunidad por encima de los valores de América Latina es una revolución, es la verdadera revolución, no la revolución marxista leninista o de slogans o de ideologías.


Para finalizar, el arte y sobre todo el teatro popular callejero aspira a ser masivo, saliendo al encuentro para producir un cambio, por medio del teatro al servicio del pueblo y de su libertad.
La esencia del teatro popular es utópica, de hecho el eslogan de ENTEPOLA 2007 fue: “La utopía vive, globalizemos los sueños”. Esto nos permite visualizar el espíritu utópico que nutre este teatro.

El fin y la necesidad del teatro popular hoy en día es:
Transmitir una utopía que hable de evolución en lugar de revolución, una evolución del pensamiento a través del arte, siempre tomando en cuenta nuestras identidades y valorizando nuestra cultura.



1 comentario:

NERY VALENZUELA dijo...

interesante y estoy impresionado si es que lo escribió rodrigo, me parece destacable... ahora bien tiene un sin fin de faltas de ortografía y redacción que atentan contra el trabajo.
fuerza y adelante con el teatro callejero